Como se expone en 'Happrcracia', el libro de Edgar Cabanas y Eva Illouz, se nos ha vendido que la felicidad es el producto a comprar.
Juegan con nuestras vidas para que consumamos y lleguemos a cotas más altas de felicidad. Los que nos la venden están felices, eso sí. Y no precisamente porque tengan un almacén lleno de felicidad, más bien vacío y en continua reposición.
Llena tienen la cuenta del banco.
¿Felicidad que és?, me pregunto. Desde luego, objetivizarla, solo me hace estar más confuso. La felicidad no es. Se está feliz. No es una cosa, es un estado.
Sentirse feliz es algo que hacemos. Sentir, como verbo, es decir, acción. ¿Nos sentimos felices porque sí? No. Nos pasan cosas que nos alegran, nos ponen contenta la cara y nos ilusionan.
Dista mucho un objeto alcanzable por mera transacción dineraria de un estado vivible desde la íntima individualidad e historia de vida intransferible.
La felicidad son sitios, personas, canciones, rutinas, viajes, resultados obtenidos, miradas hacia atrás, futuros probables, que te paguen la nómina y tener un mes de vacaciones por delante.
Pero no todo es jiji-jaja
La tristeza es útil. El dolor es necesario. El miedo es fundamental para sobrevivir y no lanzarse a lo desconocido sin un plan B. La ansiedad te permite adaptarte. El nerviosismo señala algo que no va bien en tu entorno.
Acabo de ‘objetivizar’ todas las emociones incómodas.
Me gusta más hablar de “sentirse” triste, “sentir” dolor, “sentir” miedo… y así.
Ya sabes por qué…Las emociones no son objetos ni cosas.
Son reacciones que tenemos a partir de lo que nos pasa.
¿Y quién nos vende píldoras de tristeza? Nadie.
Imagina una campaña de una empresa que te dijera: “compra nuestro producto y sé un/a triste para siempre”.
¿Nadie hace eso, verdad? No tiene sentido ninguno.
¿Por qué iba a tener sentido con la felicidad?
Nos sentiremos felices cuando toque. Es algo automático.
Las emociones sirven para sentirlas cuando llegan.
Y entender porqué nos sentimos felices puede ser genial. ¿Qué he hecho o conseguido que me hace sentir tan agradable emoción?, ¿qué ha cambiado en mi rutina o mi entorno que me hace sentir de esta manera?… en fin, buscar respuestas a un estado emocional para averiguar cuál es mi sitio en el mundo.
Cuanto más te esfuerces por ser feliz vía transacción, más frustración sentirás. No porque intentar ser feliz esté mal. A tope con eso. Sino porque así, lo que estás tratando es de no sentir cosas que son incómodas pero necesarias.
Sentirse feliz es más agradable. Pero todo lo demás que sientes es igual de útil.
Todo lo que sientes son estados transitorios. Hasta que te sucede algo nuevo en tu día a día y respondes sintiéndote de otra manera.
En la alegría se está más cómodo/a, sí.
E ignorar sistemáticamente o huir por norma de todo lo demás, te hará una persona frágil.
De nuevo: las emociones sirven para sentirlas cuando llegan.
Ojalá en la vida no hubiera que sentir tristeza y ansiedad o miedo. Ojalá no tu tuvieras que estar en sitios donde no quieres haciendo cosas que tampoco quieres para poder tener techo, comida, ocio y descanso. Una vida digna, vamos.
Pero te estaría timando como profesional si te ayudo a no sentir cosas desagradables.
De hecho lo que procuramos hacer en terapia es ayudarte a seguir para adelante a pesar de sentir cosas que no te terminan de gustar. Aprender a sentir toda una gama de emociones más o menos desagradables es lo que te va a permitir reconducir tus planes y a vivir una vida lo más parecido a lo que te gustaría.
¿Tienes que sentir alegría sabiendo que buscas una vida más acorde a tus preferencias? Pues hasta que no empieces a disfrutar los beneficios de tu nueva situación, lo normal sería estar jodido/a.
Estar triste tiene sentido si tu contexto fomenta eso.
Estar triste es lo lógico.
Estar triste está bien si te han pasado cosas que te entristecen.
O sino, compra 5kg de felicidad y mételos en la mochila o el bolso, y te los vas administrando a lo largo del día. ¿Tiene sentido eso?
Si estás mal mucho tiempo busca ayuda, no quiero confundir a nadie.
B E S O S !