Os mentiría si os dijera que me encanta escribir
Hoy el título no tiene nada que ver con el texto
Escribir me gusta, pero no puedo evitar sentir que lo hago, de alguna manera, forzado.
Escribir tiene su propósito, que, para mí, es poder acercar un texto a aquellos ojos lectores que puedan estar interesados en cualquier tema que brota de mis ideas y lo que vivo. No escribo porque lo disfrute y quiera quedármelo para mí. Compartirlo es parte fundamental de esta práctica.
Escribir es una cosa que me toca hacer los lunes porque así lo he decidido. Y tiene su punto. Es un rato en que estoy yo solo, con mi café. Mi tiempo conmigo.
Si lo pienso, tiene ese toque de hábito que da sensación de tener ordenada tu vida. Los lunes por la mañana escribo. Rutina.
Y llega el lunes, me siento a escribir y no sé qué contaros.
Así que, hoy, el texto va a ser una especie de diario. Más bien semanal. Vital, en realidad, porque me acabaré enredando en cualquier emoción y conectando así ideas y hechos que poco tengan que ver pero que yo buscaré enlazar, para confeccionar un significado que me deje lo suficientemente satisfecho como para darle a ‘publicar’ dentro de un rato.
La semana pasada no me pasé por aquí
La semana pasada no vine a escribir. Prioricé otras cosas y me quedé sin tiempo ni ganas. Quería escribir sobre algo que ahora ya no me parece tan buena idea. Tenía hasta el título del post pensado: ‘De los aciertos se aprende’. Con ello, quería hacer referencia a algo muy común.
Aprendes todo el rato pero, por algún motivo, te dices constantemente que solo aprendes cuando fallas. Y en realidad, cuando aciertas, sueles volver a repetir esos patrones que te llevan a más aciertos continuamente. Aprender también es eso, ¿no?
Supongo que el valor que otorgas a evitar algo que nos hace sentir mal es mucho mayor que el que le das a lo que ya estas haciendo bien. O muy bien, incluso.
La ‘saliencia’ de los estímulos feos de tu entorno gana frente a cada paso firme bien realizado. Sorteas infinidad de situaciones y te adaptas al medio de manera más que eficiente cada día, pero siempre hay algo que llama más tu atención porque te hace sufrir y quieres dejar de hacerlo. Por eso fijas tu atención en esa parte de la vida, para evitar sufrir más de lo que estás dispuesto a hacerlo.
‘Estar en disposición de sufrir’ es una expresión que me puede llegar a gustar. Sin romantizar el dolor y el sufrimiento, esta expresión insinúa que puedes elegir sufrir por algo que merezca la pena.
¿Cuánto estás dispuesta/o a sufrir?, ¿hay cosas por las que merezca la pena sufrir?
Actuar de manera sistemática para mitigar el dolor suele ser uno de los motivos por los que problemas psicológicos se agravan. Si no estás dispuesta/o a sufrir nunca, muy probablemente te vas a ver envuelta/o en problemas de este tipo.
Aclaremos algo.
No quiero caer en lo de “encuéntrale sentido a sufrir y verás como se hace todo más llevadero”, que viene a ser un “palos con gusto no duelen”, o en “no es para tanto lo que te está pasando si hay un potencial fruto que obtener”, que es directamente invalidar la vivencia ajena y minimizar los posibles daños.
Yo no soy psicólogo humanista y no vendo libros sobre el sentido del sufrimiento.
No hay que buscarle sentido a todo lo que nos pasa y nos hace sentir dolor.
No todo el mundo puede estar en la misma disposición de sufrir.
Porque la disposición de sufrir no es un ente interno y que dependa de la persona para ponerse en marcha. ‘Estar dispuesta/o a’, implica una serie de condiciones entre la persona y su entorno que favorecen un estilo de afrontamiento de una situación concreta. Es decir, tu historia de vida y tu entorno actual fomentan que lleves a cabo un comportamiento u otro. Hay muchísimos factores que pueden motivar que tu quieras luchar y aceptar tu sufrimiento y otros tantos que motiven tu huida de la situación temida. Ambos respetables y dignos.
Tira para adelante como sepas y puedas.
Busca apoyos, los que necesites.
Pide ayuda si lo consideras necesario y si puedes permitírtelo.
‘Estar en disposición de’ pedir ayuda muchas veces tiene más que ver con tener pasta y tiempo que con querer hacerlo.
No sé qué más contarte este lunes.
Como escribo por gusto, aquí lo dejo. No quiero convertir mi rutina de los lunes en algo que no me guste.
Me voy a hacer deporte.
Besos.
Por cierto, aquí te dejo un par de links.
El de pedir cita, si es que estás en disposición de hacerlo.
Y el de mi web, que aun estoy trabajando en ella pero ya está publicada.